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USA: Movilizaciones antiarmamentistas

por Eduardo Ibarra Aguirre
13-06-2022

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“¡Ya basta!”, corearon cientos de miles de niñas, jóvenes y adultas en más de 450 actos y marchas de protesta en ciudades y pueblos alrededor de Estados Unidos, contra la violencia por el descontrol de las armas de fuego que ya mataron a 20 mil personas en 5.5 meses del año, lo que incluye a 19 niños y dos maestras de primaria en Uvalde, Texas, en sólo uno de los 257 tiroteos masivos que se han registrado en lo que va de 2022; de acuerdo con el reporte del talentoso corresponsal David Brooks.


Convocados por Marcha por Nuestras Vidas, fundada por los estudiantes que sobrevivieron a la masacre en su preparatoria en Parkland, Florida, donde perecieron 17 estudiantes y personal escolar en 2018, y apoyados por una amplia gama de organizaciones dedicadas al control de armas de fuego –desde Evertytown, al Proyecto Brady, Madres por el Control de Armas, entre otras– 40 mil (según los organizadores) marcharon en Washington, junto con cientos de miles más en acciones en por lo menos 45 estados de la Unión Americana.


Una movilización diversa, multirracial y vigorosa pero a todas luces insuficiente para frenar a los muy poderosos intereses trasnacionales que representa el complejo militar-industrial, columna vertebral de la economía y la política institucional y de facto del imperio de las barras y las estrellas, con sus intelectuales orgánicos mexicanos que voltean hacia otro lado cuando la Casa Blanca y el Pentágono exhiben sus garras expansionistas para privilegiar los intereses plutocráticos de las corporaciones privadas de la guerra.


Insuficiencia social y política que, con todo, no impidió que en la capital estadunidense, los manifestantes se congregaron bajo la lluvia en el Monumento a Washington. Y sostener en la voz de David Hogg: “Si nuestros gobiernos no pueden hacer algo para evitar que 19 niños sean asesinados en su propia escuela (…) es hora de cambiar a quien está en el gobierno”. Otro gritó “nos están asesinando” y apuntando hacia el Capitolio: “Ustedes, en el Congreso, no han hecho nada para evitarlo, si ustedes de veras quieren proteger a los niños, aprueben unas chingadas leyes de control de armas (…) les debería dar vergüenza”. Entre los oradores también estaban las presidentas de los dos gremios nacionales de maestros. Y el presidente Joe Biden –el que impuso el derecho de admisión en la IX Cumbre de las Américas y por lo que paga un alto costo político, envió un mensaje en apoyo de los manifestantes y urgió al Congreso a tomar acción, reproduciendo su narrativa de que el Ejecutivo no puede hacer más sobre el control de armas. Por supuesto que puede y además debe hacerlo, pero de ello tampoco se ocupan los subordinados intelectuales mexicanos, del tipo de Jorge Castañeda, Denise Dresser...


Una reverenda cristina fue más lejos: Dios llora porque Dios está en esta lucha junto a nosotros (…) Dios somos nosotros, nosotros somos la oración, Dios nos ha llamado a la acción por el bien común (…) de abandonar el culto a las armas y sacar a los políticos que apoyan a la Asociación Nacional del Rifle (…) Es ese Dios que nos acompaña en lograr el cambio necesario”.


Transcurrieron cuatro años y un relevo en la Casa Blanca desde el incidente de Parkland, Florida, (14-II-18) y el nacimiento del movimiento estudiantil contra la violencia cometida con armas de fuego, pero nada cambió porque son más fuertes los que cabildean para mantener el libertinaje en el comercio de armas de fuego y de los que mantienen un marco legal que promueve el lucro trasnacional con la muerte de inocentes.