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Bulos y verdades de los antidepresivos

por Redacción
23-11-2021

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Los antidepresivos pertenecen a un grupo de fármacos que socialmente no tienen «buena prensa» y no son pocas las personas, que cuando el médico les plantea la necesidad de usarlos, los acepta a regañadientes.

Si nos fijamos, por lo general, casi nadie tiene problemas en admitir que toma medicación para tratar:


  •     problemas hepáticos
  •     mal funcionamiento del riñón
  •     problemas de tensión arterial
  •     caída de pelo

y así se podría seguir haciendo un listado bastante largo de fármacos que la población consume, y no tiene inconveniente en admitir. 

¿Qué ocurre aquí?

La respuesta es sencilla. Cualquiera de las enfermedades anteriores se consideran «normales» y las puede sufrir todo hijo de vecino.

Por lo tanto, los fármacos necesarios para tratar estas patologías «no están mal vistos».

En cambio otros medicamentos como la morfina, muy usada en las unidades de cuidados paliativos, que aunque no siempre se asocian a un proceso canceroso como puede ser el cáncer de mama en estadío final, tienen también una connotación negativa, donde el empleo de la morfina y la muerte cercana, se convierten en un binomio casi que irrompible.

Sin embargo, la realidad, afortunadamente no es siempre así.

Un enfermo puede necesitar morfina para controlar un dolor muy intenso, que no vaya asociado en absoluto, a un pronto fallecimiento.

Llegamos a un punto donde bastantes personas dicen: «Fulanito tiene que tomar pastillas para los nervios».

Aquí ya sí empieza el señalamiento y los cuchicheos a espaldas del enfermo. En definitiva, se pone de manifiesto el estigma que acompaña a estos enfermos, quienes necesitan una medicación que «los deja casi todo el día dormidos, con la boca abierta y la baba caída»; además, «muchos se acostumbran a esas pastillas y ya no pueden dejarlas».

Esa es la mentalidad que mucha gente tiene en relación con los fármacos que actúan sobre el sistema nervioso: penoso, pero real.

Bien, una vez centrado ya el tema, con todos los prejuicios y mitos que hay alrededor de estos fármacos y de quienes los necesitan, es cuando ya «entramos en harina» para desarrollar ampliamente la cuestión de los antidepresivos.