logo
header-add

Beer Hall Putsch: el fallido "golpe de la cervecería" con el que Hitler intentó tomar el poder

por Redacción
01-12-2021

Comparte en

En la noche entre el 8 y el 9 de noviembre de 1923, un joven de origen austríaco irrumpió un mitin político que se celebraba en la Bürgerbräukeller, una de las cervecerías más grandes de Múnich.

Con pistola en mano, le habló a los asistentes de la concurrida cervecería sobre la "revolución social" que le devolvería a Alemania la gloria que había perdido tras la Primera Guerra Mundial.

Muchos de los asistentes no conocían a este joven de 34 años que había peleado en la guerra -donde resultó herido- y que después intentó infructuosamente convertirse en artista.

Pero algunos sí lo conocían: era Adolfo Hitler, el líder del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, NSDAP por sus siglas en alemán, mejor conocido como el partido nazi.

Hitler había cambiado sus aspiraciones artísticas por discursos políticos que lo habían convertido en uno de los principales oradores del partido desde que ingresara como miembro.

Y sus oyentes encontraban en sus palabras el sentimiento de frustración que imperaba entre los alemanes durante la llamada República de Weimar, la Alemania de entreguerras.

Y es que Hitler consideraba que los gobernantes alemanes habían traicionado al país y llevado a Alemania a una grave crisis económica y política que había lastrado la voluntad de sus ciudadanos.

Esa noche, Hitler y sus seguidores irrumpieron el mitin, tomaron cautivos a tres generales y los llevaron a una habitación aparte, donde les pidieron que se unieran a la causa y se mostraran leales a los nazis. Su misión era derrocar a la República de Weimar.

Y todo empezaría allí, en esa cervecería.

"Estábamos acostumbrados a todo tipo de sorpresas en Bürgerbräukeller", llegó a decirle a la BBC el periodista Egon Larsen en su momento. "En esos años de posguerra tuvimos golpes, rebeliones, revoluciones, tiroteos. Pero creo que el 9 de noviembre de 1923 trajo probablemente la mayor sorpresa de todas".

El intento de golpe fue conocido como el Beer Hall Putsch, o "el golpe de la cervecería", la noche en que los nazis intentaron tomar el poder.

Lo que ocurrió esa noche y los días siguientes le dieron a Hitler la imagen pública que necesitaba para convertirse, años después, en el Führer, el líder de la Alemania nazi.

Alemania no pasaba por su mejor momento.

El gobierno alemán tuvo que firmar en 1919 el Tratado de Versalles como resultado de su derrota en la Primera Guerra Mundial. Con su firma, Alemania aceptaba la responsabilidad moral y material por haber causado la guerra.

El acuerdo resultó ser muy impopular entre los alemanes, quienes creían que sus gobernantes habían "apuñalado a Alemania por la espalda" y humillado al país.

Además, comprometía al gobierno a una serie de pagos que no pudo cumplir. Como consecuencia, Francia invadió la región del Rühr y tomó las fábricas y minas para cobrar lo que se le debía.

Esto provocó hiperinflación, la cual que destruyó la economía de la frágil República de Weimar. Adonde quieran que tuviesen que ir, los alemanes cargaban con grandes pacas de billetes para comprar bienes.

La moneda había perdido su valor de una manera tal que aquellos billetes que habían perdido su valor eran destruidos. Y los precios aumentaban tan rápido que los trabajadores tenían que cobrar dos veces al día para hacer frente a la rampante inflación.