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Zedillo, Elección Judicial, #TelevisaLeaks y crimen organizado

por Felipe León López
02-05-2025

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Las que parecían ser unas campañas desangeladas, inolaras e insaboras, de manoseo y de resultados predeterminados, de pronto se enrarecen por golpeteos de alto impacto en redes sociodigitales, la gran arena del debate, y de silencio sepulcral, en los medios tradicionales de prensa, radio y televisión. Y sí, nos referimos a la elección del Poder Judicial Federal a la cual le siguen lloviendo cuestionamientos y advertencias apocalípticas, siendo las vertidas por el expresidente Ernesto Zedillo las más destacadas.

No es la primera vez que interviene Zedillo en la discusión nacional, pues si algo había hecho era no opinar ni vivir en México desde diciembre de 2000, cuando dejó la presidencia de la República. En enero de 2024 estuvo en nuestro país para fijar su oposición sobre las contrarreformas de López Obrador.

Dijimos en su momento en este espacio “Zedillo, AMLO y otros ex presidentes” que “contra la mala memora de los portadores de la estridencia, esos voceros asignados y otros no autorizados del lopezobradodorismo, la relación de Andrés Manuel con Ernesto no ha sido igual con otros expresidentes. Hay mucho más en común que diferencias, y la historia así lo deja constar porque ante todo son aliados, no enemigos”.

"Por supuesto, a Zedillo y a López Obrador los une la animadversión con Carlos Salinas de Gortari, tanto que hasta la actualidad prevalece y que explica gran parte del mapa político actual: el salinismo sigue vivo y activo en el frente opositor mientras que los contrarios, experredistas, expriistas zedillistas y hasta expanistas, están en la ola llamada ‘Cuarta Transformación’. Ejemplos sobran: de un lado, Roberto Madrazo, el otrora gobernador salinista que nunca pudo destruir Zedillo, y del otro los zedillistas Moctezuma Barragán y Juan Ramón de la Fuente (y antes estuvo también Arturo Núñez, el operador zedillista para aprobarse el Fobaproa)." 

Y en efecto, prueba de ello fue que la ofensiva antizedillista pronto se apagó, las columnas, análisis, bots y troles operando para descalificarlo pronto se olvidaron del tema. Pero hoy no, la nueva incursión zedillista va más allá, porque se está dando en una coyuntura distinta y los hechos recientes no van desconectados entre sí.

Habrá de enlistarlos por su nivel de importancia. Y el principal, sin duda, fue el tema de debate: la nueva Ley de Telecomunicaciones, que según plumas afines a Televisa beneficiaría y daría poderes extraconstitucionales y discrecionales a la nueva Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones, sustituyendo al Instituto Federal de Telecomunicaciones y, de paso, recuperaría el poderío del consorcio empresarial de Carlos Slim en el sector.

Como es historia, la iniciativa se echó temporalmente para atrás por dos o tres artículos mal conceptualizados, pero, sobre todo, porque una vez más los llamados “tontos con iniciativa” (o sea, voceros autoasignados que se la dan de radicales de la 4T) estaban dirigiendo la discusión hacia revisar las revocaciones de concesiones y con ello desmotivar las inversiones privadas, al grado que tuvo que reaccionar la presidenta Claudia para detener el ruido y la campaña que acusaba de totalitarismo y censura.

Más atrás, hace unas semanas, en una respuesta pocas veces vista, muy enojado el magnate Slim Helú se defendió de las afirmaciones de un premio Nobel de economía que lo acusaba de ser monopolista con le venía del Poder Presidencial en México, desde que recibió la concesión de Teléfonos de México, allá por 1993.

La semana pasada fue crucial: vinieron el anuncio antiinmigrante transmitido por canales de Televisa lo que provocó condenas locales y el escándalo se hace internacional; explotan los Televisaleaks, sacando a la luz el mecanismo de promoción a los amigos y el viejo esquema de chantaje- manipulación- extorsión- fabricación y destrucción de reputaciones, con muchas pruebas, y entonces reaparece Ernesto Zedillo para lanzarse contra el régimen, acusándolo de matar a la joven democracia mexicana.

Y, por si fuera poco, el candidato a ministro de la Corte, César Gutiérrez Priego, aprovechando la incursión, amenazó con dar a conocer audios que involucran a la familia del expresidente con el crimen organizado. El abogado no es cualquier persona, es hijo del general José de Jesús Gutiérrez Rebollo, el "zar antidrogas", a quien el gobierno de Zedillo acusó de pactos con el narcotraficante “El Señor de los Cielos”, por lo que fue condenado a 40 años de prisión y luego exonerado, además fue abogado del General Mario Arturo Acosta Chaparro y se dice es el candidato de los militares para llegar a la Corte.

En este contexto, la mano del crimen no se ha hecho esperar. De acuerdo con cifras oficiales, en marzo pasado la violencia política volvió a elevarse al registrarse 50 atentados: ocho en Guanajuato, ocho en Sinaloa, seis en Guerrero, cinco en Morelos y cinco en Veracruz. Es decir, el crimen también está actuando en el territorio más allá de haber infiltrado las listas de los candidatos.

Por dos días consecutivos, la conferencia de prensa de la presidenta Claudia Sheinbaum ha contestado a Ernesto Zedillo, a quien señala como un nuevo “vocero” de la oposición y cuestionándolo con que “ahora resulta que es el paladín de la democracia”. Quizá si no le hubiera dado tan importancia como en anteriores visitas, no habría mayor trascendencia, pero Ernesto Zedillo Ponce de León podría tener otros objetivos en un contexto político nacional previo a la primera elección democrática del Poder Judicial, y binacional, en la complicada relación con Donald Trump.

Durante el gobierno de Zedillo, los empresarios y grandes corporaciones desempeñaron un papel significativo en la economía del país. Zedillo impulsó la mayor liberalización económica de la historia nacional, que permitió la privatización de varias empresas estatales, llevando a la consolidación de monopolios y oligopolios, lo que generó tensiones entre el gobierno y el sector empresarial. Los empresarios ejercieron una gran influencia en las políticas económicas y lucharon por mantener su posición privilegiada en el mercado durante los siguientes sexenios: Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña.

La lectura inmediata de todos los anteriores hechos es la disputa que está dándose por una elección que se anticipa de muy baja participación, pero de trascendencia histórica y efectos irreversibles en la administración de la justicia en México. Sin duda, a golpes de amenazas y muertes, el crimen está operando, pero los poderes fácticos de los monopolios de las comunicaciones (Carso, Televisa, Azteca) también lo están haciendo. Una intención abierta es frenar a los candidatos apadrinados por el exministro Arturo Zaldívar en la elección del Poder Judicial y la otra, que aún no se percibe, echar atrás toda la elección por contravenir los acuerdos del T-MEC antes del TLCAN.

Estamos en la segunda semana de definiciones, pasarelas y de campañas para que sean conocidos los rostros, trayectorias y aspirantes. Y como es ley en la comunicación política: “¿Quieres saber quién eres? Lánzate de candidato.” Y habrá de saber quiénes más están jugando en esta elección además de los partidos, los expresidentes, los criminales, los concesionarios de la radiodifusión, los militares… ¿y los intereses transnacionales? Dejemos esta pregunta.


Contacto: feleon_2000@yahoo.com