En Contexto
Luis Acevedo
Pesquera
Bajo el supuesto
de que el desconfinamiento inició en junio, la producción industrial de México aparentemente
tocó fondo en mayo, fecha en la que se registró una reducción de 1.3 por ciento
respecto del mes anterior, pero a tasa anual observamos un sorprendente desplome
de 29.7 por ciento.
El dato resulta
ser el segundo mínimo histórico en los últimos dos meses y acumula 16 meses consecutivos
con decrementos a tasa anual.
Pero lo más
trágico de esta información que, como se le vea es de preocupación, refleja con
crudeza el deterioro real de una de las principales fuentes de riqueza -que no
se puede imaginar como la de Rico Mac Pato sino como una generadora de empleos,
de demanda impuestos y bienestar- y que en mayo se ubicó en un nivel no visto
desde noviembre de 1995, el más bajo que se conoce desde que el INEGI lleva
registro de este indicador.
Dicho de otra
manera: nuestra industria (y nuestro porvenir) sufren un retroceso de 25 años,
que explica la causa por la cual solamente en el sector formal de la economía
se perdieron más de un millón 100 fuentes de trabajo remunerado y con
prestaciones sociales en unos cuantos meses; sin considerar sus efectos en
términos de competitividad, costos y satisfacción de necesidades.
Parte de este
resultado se le puede atribuir a los efectos desatados por la pandemia del
coronavirus, pero además de esa circunstancia las frías estadísticas muestran
que llevamos 16 meses con caídas sin pausa en el indicador de la producción
industrial como corolario de la ausencia de políticas públicas para estimular
la producción de bienes y servicios capaces de atender a los mercados interno y
de exportación, además de la creencia de que el T-MEC solucionará todos los
males como por arte de magia.
A fin de
entender la magnitud de este desplome de la industria mexicana, el INEGI expone
que los cuatro sectores que conforman este indicador (minería, manufactura,
servicios y construcción) mostraron en mayo nuevamente un resultado negativo a
tasa mensual, pero también a tasa anual.
En esta línea,
la caída de la producción industrial junto con los datos recientes de los
indicadores adelantados, que explican los cambios en el ciclo económico
nacional no solamente confirma la profundidad de la recesión, sino que
anticipan un largo periodo de debilidad que se expresará en tasas negativas del
Producto Interno Bruto (PIB) durante varios meses y, muy probablemente, años,
con los efectos sociales que eso representa.
Hacia la segunda
mitad del año podríamos observar algún ligero repunte en la producción
industrial mexicana, atribuible al desconfinamiento y no a los planes de
estímulo económico del gobierno, cuya prioridad ha sido el sector informal de
la economía.
El nivel de los
problemas no es sencillo ya que, siempre con datos oficiales, solo en mayo los
servicios públicos cayeron -10.2 por ciento, que es el retroceso más recóndito
desde que inició la medición del indicador, aunque a tasa anual el descenso es
de -5.0 por ciento; seguido de la minería con -3.0 por ciento, en donde la
extracción de gas y petróleo disminuyó 4.8 por ciento y que es la tasa mensual
más baja desde enero de 2019, aunque comparado con mayo del año pasado el
descenso es de -12.9 por ciento.
Para cerrar la
descripción del deterioro de los sectores industriales a tasa anual, la
construcción bajó -35.9 por ciento y las manufacturas -35.6 por ciento.
El deterioro de
la producción industrial durante 16 meses consecutivos coincide con el periodo
de actividad del actual gobierno, lapso en el que prácticamente se ha
suspendido la inversión privada debido al clima de incertidumbre política
agravada por las limitaciones fiscales y los obstáculos a la producción.
Aunque podría
pensarse -y ojalá que así sea- la caída de la producción industrial ya tocó
fondo, no hay certidumbre de que empezará el repunte de la economía, sino que
debido a la política todavía hay trasfondo que, como dice el Diccionario de la
lengua española, es “aquello que está o parece estar más allá del fondo visible
de una cosa o detrás de la apariencia o intención de una acción humana”.
@lusacevedop