
José Luis Camacho
Acevedo
La inminente visita del secretario de Estado de USA, Marco
Rubio, es en sí misma un nuevo mensaje del interés del gobierno de Donald Trump
por llevar a cabo con éxito su cruzada hacia los carteles mexicanos a los que
ya ha calificado como organizaciones terroristas.
La presidenta Claudia
Sheinbaum heredó una serie de compromisos harto espinosos de su antecesor
Andrés Manuel López Obrador.
Señales de corrupción
en áreas como PEMEX, Segalmex y otras ampliamente documentadas por parte de AMLO,
sus amigos o su familia, se vinculan peligrosamente con las actividades de los
principales carteles del narcotráfico.
Distractores, voluntarios o involuntarios, como el “pleito”
entre Fernández Noroña y el dirigente del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas; así
como las especulaciones sobre la permisividad de Jesús de la Fuente, presidente
saliente de la CNBV, para una infinidad de Fintech, empresas casi fantasmas
que son unas verdaderas coladeras para un posible lavado de dinero, seguramente
no serán temas prioritarios en la agenda mexicana que venga a supervisar Marco
Rubio.
La verdadera recomposición en las relaciones de México con
Estados Unidos, para darle viabilidad al tratado comercial entre los dos
países, tiene que empezar por atender de una manera eficaz el combate a las
acciones de las organizaciones criminales que introducen estupefacientes, ahora
de manera especial el fentanilo, al vecino país.
La piedra en el zapato
de la presidenta Claudia Sheinbaum siguen siendo los personajes que Marco Rubio
tiene catalogados como Narco políticos.
Esos políticos, que tienen como caso emblemático al
sinaloense Rubén Rocha Moya, y a los que
se les ha documentado de una manera por demás evidente sus relaciones con los
principales carteles que siguen operando en gran parte del territorio nacional,
tienen como un molesto común denominador ser cercanos al ex presidente López
Obrador,
Esa es la realidad.
Para que tanto brinco estando el suelo tan parejo.
RICARDO SALINAS EL EMPRESARIO QUE PUEDE SER CANDIDATO PRESIDENCIAL.
Primero fue la prestigiada encuestadora México Elige, de Sergio Zaragoza y asociados, la que presentó un
estudio en el que la población entrevistada respondió que Ricardo Salinas
Pliego era el empresario con mayor credibilidad para ser un eventual
candidato a la presidencia de México.
En el trabajo de México Elige, el dueño de Grupo Salinas
tenía más aceptación que magnates como Carlos Slim o Arturo Elías Ayub.
Días más tarde la casa Territorial
Estudios de Opinión Política-Económica dio a conocer un trabajo en el que
el 79% de sus encuestados dijo que en caso de que Ricardo Salinas fuera
candidato presidencial, sí votaría por el empresario.
Si Alito alcanzó una popularidad que jamás soñó en tener
gracias al zape que le dio al repudiado de Fernández Noroña, Ricardo Salinas
Pliego ha ganado muchas simpatías por la persecución política de la que fue
objeto por AMLO, por la vía del SAT cobrándole unos impuestos que no pagan los
empresarios amigos del pasado régimen.
¡Primero los victimizan
y después la 4T no puede con ellos!