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"Reino Unido no es un país corrupto": el escándalo que salpica al primer ministro Boris Johnson

por Redacción
16-11-2021

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El gobierno del primer ministro británico, Boris Johnson, está viviendo horas convulsas.

Tras tratar de impulsar acuerdos medioambientales en la conferencia sobre el cambio climático COP26 que se desarrolla en Glasgow, Escocia, Johnson tuvo que regresar a Londres para lidiar con serias acusaciones de corrupción y de favoritismo político en contra políticos de su partido.

De hecho, durante una conferencia de prensa este miércoles, el premier respondió a estas acusaciones con un categórico: "Reino Unido no es un país corrupto".

Y es que en las últimas semanas miembros del Partido Conservador se han visto envueltos en serias acusaciones de favoritismo a empresas privadas y ha habido cuestionamientos a cerca de los sobresuledos que reciben algunos parlamentarios por trabajar para firmas privadas.

Esto ha servido para revivir polémicas como la delos gastos excesivos de Johnson en la remodelación de su residencia oficialo la de un viaje al Caribe que realizó hace 2 años con su entonces prometida, Carrie Symonds, y que fue financiado por un multimillonario.

El gobierno de Boris Johnson había sido objeto de una serie de cuestionamientos a principios de este año, cuando su antiguo asesor Dominic Cummings reveló que los gastos de remodelación de su residencia se habían financiado con fondos donados al Partido Conservador.

Aunque esta revelación no tuvo consecuencias, lo cierto es que golpeó la imagen del primer ministro, que en 2019 lideró la victoria electoral conservadora más contundente en Reino Unido desde 1987.

Todo se complicó hace un par de semanas debido al parlamentario conservador Owen Paterson.

Peterson, de 65 años, ha sido un miembro del Parlamento durante décadas. Hace dos años se descubrió que recibía un sueldo como asesor de dos empresas privadas que tenían intereses en Reino Unido: los laboratorios Randox y la alimentaria Lynn's Country Foods.

Aunque no se prohíbe a los parlamentarios británicos tener un segundo trabajo, el código de conducta es muy claro en que los políticos que tengan ese segundo empleo no pueden tener conflictos de intereses.