
Si los golpes espectaculares a los huachicoleros exhiben la broma pesada que fue la política de los “abrazos no balazos’’, los viajes internacionales de la crema y nata de la 4T ridiculizan la doctrina de la “austeridad franciscana’’.
Poco a poco se va derrumbando el decálogo lopezobradorista de la austeridad, de la demonización de los lujos (más de un par de zapatos, ropa de marca, etcétera) y todos esos conceptos que no se aplican a sus hijos y protegidos, solo a su base política, la más pobre del país.
El verano ha traído una serie de postales que van en contra de tooooodooo lo que predicó el apóstol de Macuspana.
Madrid, Portugal, Italia (Capri), Tokio, son los destinos que los personajes cuatroteros escogieron para desestresarse; y eso, son los pocos que fueron fotografiados pero como ellos, debe de haber cientos más menos famosos.
No se les vio viajando en el Tren Maya ni hospedarse en los hoteles que construyó la Secretaría de la Defensa; no se les vio despegar del AIFA en uno de los escasísimos vuelos de Mexicana.
Tampoco se les vio en destinos como Nicaragua, Bolivia, Cuba o Venezuela.
Para ser muy socialistas resultaron muy capitalistas.
Quizá con López Obrador buscaron la forma de guardar las formas para no contradecir su discurso, salvo algunas excepciones.
Con López Obrador fuera de la Presidencia, la decisión parece haber sido “fuera máscaras’’, sin que importe el llamado de la presidenta Claudia Sheinbaum, que ayer mismo volvió a reiterar que los servidores públicos deben vivir “en la justa medianía’’, como predicaba su antecesor.
Son llamados a misa.
Hay un desacato ostensible a esos y otros apotegmas lopezobradoristas, pronunciados con insistencia como una forma de propaganda pero que en realidad nunca formaron parte del ser de la cúpula morenista.
Bien se podría interpretar que se le está rebelando la granja a la Presidenta que, sin mucha convicción ya, vuelve a llamar a los funcionarios públicos a una austeridad de la que reniegan.
Y no es que se cuestione si pueden o no pagar, sino la doble moral con la que se maneja el discurso franciscano, que solo aplica para los jodidos.
Que por cierto siguen creyendo que su pastor vivió años con 200 pesos en la bolsa.
Ajá.
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En la defensa de los viajeros morenistas, han surgido voces que caen en la comedia, como la de Gerardo Fernández Noroña.
Tratando de defender a Andy López Beltrán, captado en un restaurante de un lujoso hotel de Tokio, el aún presidente de la mesa directiva del Senado preguntó, “¿quién decide si un lugar es lujoso o no?’’.
Hay muchas respuestas para la pregunta.
El precio, desde luego, porque no muchos pueden pagar los miles de pesos por noche (de 15 mil a 50 mil por noche, depende de la temporada y la habitación), en ese hotel.
Ahora, si quiere comparar el precio con lo que ganan en promedio la mayoría de los mexicanos, pues verá que el costo de una noche equivale al salario mensual de un trabajador, y eso ya bien pagado.
¿Quién decide si es lujoso o no?
Pues ya para terminar, debería haberle echado una leída a las reseñas que hay sobre ese hotel antes de hacer su pregunta.
El senador quizá sí pueda darse ese lujo (entre otros muchos que se da), pero la mayoría de los mexicanos, ni soñando.
@adriantrejo