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Los tipos de intolerancias más comunes

por Redacción
21-01-2022

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La alergia se produce cuando el organismo entra en contacto con un alérgeno, es decir, una sustancia que el organismo identifica como una amenaza. La alergia es una reacción mediada por anticuerpos IgE en la cual el cuerpo libera histamina y otros mediadores inflamatorios que dan lugar a los síntomas.

La intolerancia alimentaria son reacciones adversas del organismo hacia alimentos que no son digeridos, metabolizados o asimilados por el organismo, por ejemplo por un déficit enzimático.

¿Cuáles son las intolerancias alimentarias?


    Intolerancia a la lactosa:

La lactosa es un carbohidrato disacárido presente en la leche de los mamíferos formado por la unión de una molécula de glucosa y otra de galactosa.

Cuando la lactosa no se divide en glucosa y galactosa llega al intestino grueso sin digerir y es fermentado por las bacterias.

Esta fermentación produce trastornos digestivos como molestia intestinal, gases, distensión abdominal, diarrea etc.

La dieta para reducir en lactosa estará indicado para las personas que tienen intolerancia y/o malabsorción a la lactosa:

    Se deben elegir lácteos sin lactosa: leche, yogur y queso.

    Se pueden sustituir los lácteos por alternativas vegetales como bebida de almendras, de soja, avena etc.

    Distribuir los alimentos ricos en lactosa en varias tomas y tomar en cantidades pequeñas. La mayoría de los intolerantes a la lactosa pueden tolerar hasta 12-15 g de latosa al día y unos 6 g en cada comida. Pero esto siempre se tendrá que valorar según tolerancia individual.

    Hay que tener cuidado con los alimentos que pueden contener lactosa como los zumos preparados con derivados lácteos, los sucedáneos de pescado, salsas y cremas comerciales, alimentos empanados, repostería etc.


    Intolerancia a la fructosa/sorbitol:

La fructosa es un monosacárido presente de forma natural en una gran variedad de frutas, verduras y miel. También está presente como jarabe de maíz con alto contenido en fructosa (JMAF), en refrescos, caramelos y juegos de fruta.

La intolerancia a la fructosa se produce por un déficit del transportador intestinal en nuestras células intestinales que hacen que no puedan ser asimiladas.

Al no poder ser digeridos comienza un proceso de fermentación que provoca una serie de síntomas entre que los que destacan el dolor abdominal tipo cólico, retortijones, diarrea explosiva, hinchazón abdominal, flatulencias y en algunos casos también pueden aparecer síntomas como rinitis, migraña, piel atópica etc.

Dentro del término intolerancia a la fructosa debemos diferenciar entre la intolerancia hereditaria a la fructosa, que es a consecuencia de un déficit o falta de la enzima, es de causa genética y, por lo tanto, irreversible y la mala absorción de la fructosa que está provocado por un problema en la capacidad de la mucosa intestinal para absorber la fructosa.

Los transportadores GLUT5 y GLUT se encargan de introducir fructosa al interior de los enterocitos, pero la absorción de la fructosa no solo depende de la cantidad, ya que la ingesta simultánea de glucosa incrementa la absorción de fructosa.


¿Cómo podemos diagnosticar la intolerancia a la fructosa?

    Test de hidrógeno espirado

El método diagnóstico más aceptado para la intolerancia alimentaria es el test de hidrógeno espirado.

Es una prueba no invasiva que detecta mala absorción de hidratos de carbono y sobre crecimiento bacteriano en intestino delgado (SIBO).

Las pruebas de aliento se basan en el principio que los hidratos de carbono, al no ser digeridos, son fermentados por las bacterias intestinales.

Durante la prueba se producen gases que son expulsados por el aliento y se pueden cuantificar.

Estos datos tienen que ser interpretados por el especialista.

Para realizar la prueba es necesario seguir una serie de recomendaciones:

  •     Ayuno desde la noche anterior a la prueba.
  •     No beber alcohol 24 h antes de la prueba.
  •     No realizar ejercicio desde la noche anterior a la prueba.
  •     Evitar fumar antes y durante la prueba.
  •     No tomar suplementos de fibra ni laxantes una semana ante de la prueba.
  •     Dieta libre de hidratos de carbono susceptibles de ser fermentados antes de la prueba: fruta, verdura, legumbre, cereales, lácteos, frutos secos y semillas.
  •     No tomar antibióticos en las cuatro semanas previas a la prueba.
  •     No tomar probióticos entre 1-4 semanas antes de la prueba.


El tratamiento dietético que se usa es una dieta baja en FOPMPAS o una dieta baja en fructosa y sorbitol:

    En la primera fase de eliminación, el objetivo será reducir cualquier poliol o fructosa para revertir el daño intestinal. Esta dieta se puede seguir unas 2-6 semanas aproximadamente.

    En la segunda fase de reintroducción, se irán haciendo pequeñas introducciones progresivas de alimentos ricos en fructosa para ver la cantidad que tolera cada persona.

    En la última fase de normalización, se incluirán otros alimentos hasta que la dieta será lo más amplia posible según tolerancia.

Debido a la complejidad de la dieta y lo fácil que es tener carencias es importante que esté pautada por un profesional sanitario.


    Intolerancia al gluten:

La intolerancia al gluten no existe. La enfermedad Celiaca (EC), es una enfermedad sistémica de base autoinmune, esto quiere decir, que es el sistema inmunitario de los individuos celiacos el que reacciona de forma exagerada ante la ingesta de gluten.

Si hay personas que tienen cierta sensibilidad al gluten, tienen síntomas intestinales y extra intestinales al ingerir gluten, pero no está mediado por el sistema inmune.