José Luis Camacho Acevedo.
Un grupo de intelectuales encabezado
por Enrique Krauze y Héctor Aguilar Camín, con una malicia digna de mejor
causa, por cierto, promueven una nueva escalada mediática en contra el
presidente López Obrador a través de una carta en la que le piden que posponga
la realización de sus obras consentidas (Tren Maya, Dos Bocas y aeropuerto
Felipe Ángeles) para que destine los recursos destinados a esos proyectos al
combate contra el Coronavirus.
El secretario de Hacienda, Arturo
Herrera, informó apenas hace dos días a Ciro Gómez Leyva y a Joaquín López
Dóriga que los recursos para la compra de vacunas y apoyo al sector salud en
relación con el combate a la Covid-19 están asegurados.
Pero a los “neocientíficos” que están
en la base de datos de Krauze o de Aguilar Camín, ese testimonio duro de Arturo
Herrera no representa un elemento a considerar para ponderar siquiera su
petición en contra de las obras simbólicas de AMLO.
La reaparición de los abajo firmantes ya muy
manoseados en ese arte de cobijarse en las virtudes teologales del anonimato,
como decía el maestro Carlos Monsiváis, con el humor ácido que le caracterizó
siempre, ha sido por demás oportunista.
Titulada: “nuestro único gran proyecto debe
ser salvar vidas”, la carta con 435 firmas enumera siete propuestas. Una de
ellas es convocar al Consejo de Salubridad General para que, con base en lo
planteado por los expertos, garantice y supervise una planificación y una
aplicación rigurosas y transparentes de las prioridades, por sector, para la
aplicación de las vacunas.
Además, propone publicar diariamente
la progresión de la campaña de vacunación, con datos precisos, en una página
abierta que el gobierno ponga al servicio de toda la población; hacer
obligatorio el uso de cubrebocas en todas las dependencias federales y
estatales, y desarrollar un plan de cuarentena y seguimiento de las personas
que llegan a México desde países con altos números de contagios, así como pedir
a pasajeros que vienen del extranjero certificados de resultados negativos a la
prueba de Covid-19.
O sea que al parecer a los
neocientíficos no les llegan ni las informaciones de Arturo Herrera y de
Marcelo Ebrard con respecto al tema.
Ellos van a lo suyo.
Pegarle a López Obrador como un
ejercicio de supervivencia mediática en un país agobiado, ciertamente, por
crisis de salud y de economía.
La verdad, no se miden Krauze y
Aguilar Camín a los que ya nadie toma en serio.
EN TIEMPO REAL.
1.- Muy desconcertados están los
panistas de Nuevo León por las entrevistas del exgobernador de Guanajuato, Juan
Manuel Oliva, a los candidatos del PRI tanto al gobierno del estado como a las
alcaldías de la zona conurbada de Monterrey. Esos panistas neoleoneses están
retrasados en información. Oliva y sus gentes como Alejandro Soto Látigo, hace
años que funcionan para el mejor postor con su empresa especializada en el
manejo de elecciones.
Mapachería le decían antes a esa
práctica.
2.- El pavoroso caso de la mafia
rumana que opera en Cancún está salpicando a políticos de las más diversas
filiaciones. Ayer comentamos que el señor de las ligas René Bejarano, se
desligó de esa asociación criminal. Por supuesto que nadie le tomó en serio ese
deslinde. Y ahora sale a la luz el vínculo de la mafia rumana de Cancún con el
PVEM de la entidad a través del diputado local José de la Peña Ruíz. Falta poco
para que les llegue la lumbre a los aparejos al inenarrable Niño Verde Jorge
González.
3.- Un grupo de intelectuales de
Taxco, Guerrero, encabezados por la maestra Lorena Defossé, están enviando un
mensaje al candidato de Morena al gobierno estatal Félix Salgado Macedonio, que
considere un plan de apoyo especial para la celebración virtual de las jornadas
alarconianas que están condicionadas por la pandemia del Covid-19.