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La herencia en la política de comunicación y los 99 años de @RadioEducación

por Felipe León López
06-12-2023

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Uno de los rubros más importantes a evaluar en cualquier sexenio es su política de información y comunicación social, porque la relación con los concesionarios, representantes de los medios, comunicadores, investigadores, intelectuales y académicos con acceso a medios, en general, los formadores de opinión pública, es el primer filtro para saber cómo se está escribiendo la historia del gobernante en turno y el grupo que lo compaña.

 

“¿Quieres saber cómo serás recordado cuando dejes el poder? Procura equilibrar tus acciones de gobierno con tu política de comunicación.” 

 

En las democracias liberales, los medios son parte del contrapeso al poder político. Hacen la labor que no alcanzan a realizar organismos anticorrupción o cuando el ciudadano está por cometer una equivocación en un proceso de participación ciudadana. Así operan las democracias avanzadas, teniendo a los medios privados como sus principales auditores y supervisores, a los que no se les puede mentir porque la verdad, cuando sale a flote, los aniquila en el momento y para la historia. Sería largo el listado de personajes que han querido pasarse de listos propagando mentiras hasta que la realidad los pone en su lugar.

 

En regímenes de instituciones y democracias débiles, de una clase política corrupta,  los medios son el “cuarto poder”, porque son cómplices, comparsas y partícipes del sistema, de la simulación, del engaño, del chantaje como modo de subsistencia y enriquecimiento de los propietarios, que son parte de las élites de millonarios en sus países, como los hay en casi toda América Latina. Y, más aún, varios de los grandes consorcios también apuntan a servir a los intereses de agencias de inteligencia de las grandes potencias o de las transnacionales.

 

Y en gobiernos totalitarios, los medios deben estar bajo el control estricto de la clase gobernante y su papel es fundamental para mantener el control, la narrativa y la historia que debe ser contada generación tras generación. Por eso hay medios y canales únicos con únicos mensajes del pensamiento único.

 

En el caso de México, podríamos decir que hemos vivido en modelos híbridos: lo mismo practicamos el ejercicio liberal de periodismo y medios, que padecido el segundo caso por décadas, en el viejo PRI, quien bajo el pretexto de afianzar los principios de la revolución mexicana podían cometerse cualquier atrocidad contra su población y darles legitimidad mediática, como fueron las masacres de campesinos y estudiantes entre 1960 y 1990; la democracia, con los “fraudes patrióticos” o los cambios de narrativa ideológica oficial según la marca de cada jefe sexenal, pasando del “nacionalismo revolucionario” al o al “liberalismo social”. Y claro, cuando la complicidad no se acata y hay resistencia, los manotazos del poder pudieron ser tan drásticos como el memorable  golpe a Excélsior.

 

En la alternancia (y que no fue transición de régimen) del PRI al PAN, con el impresentable Vicente Fox, éste creyó que denigrando la envestidura y prestándose a la mofa en programas de la televisión comercial podrían haberse dado las bases para que el país experimentara la libertad de empresa y expresión total y absoluta, lo cual fue desmentido con el famoso “chiquihuitazo” y el exilio de José Gutiérrez Vivó, además de ahorcar presupuestalmente con publicidad a medios adversos y a los públicos en vías de extinción.

 

Para la actual llamada “Cuarta Transformación” sí hubo un punto de quiebre total en la relación poder político y medios: se puso un hasta aquí al dispendio de recursos públicos hacia medios y periodistas que por años vivieron del negocio-complicidad con el gobierno; pero en este afán también se llevaron de corbata a quienes ni la debían: los trabajadores.

 

Jesús Ramírez Cuevas antes de asumir el cargo de coordinador General de Comunicación Social, fue entrevistado por el académico e investigador de medios Gabriel Sosa Plata a quien delineó por dónde sería la nueva política de comunicación:

 

“El gobierno de Andrés Manuel López Obrador recibió un mandato ciudadano de transformación de la República, y en el caso de la comunicación gubernamental se buscará que sea bidireccional, recíproca, abierta, transparente”, lo cual se tradujo en “la mañanera”. Como era de esperarse, la instalación de las conferencias diarias matutinas ha permitido fijar la agenda pública, la cual rebasa a los medios tradicionales y ha sido un exitoso vínculo con la ciudadanía que va más allá de informar sobre las decisiones, acciones y proyecciones de gobierno, pues también es la plataforma política y propagandística que defiende al gobierno del presidente López Obrador y responde a los férreos cuestionamientos que vienen de fuera.

 

“La voluntad expresa del respeto a los derechos de la información y de la libertad de expresión, reconociendo la pluralidad de opiniones en un debate abierto de los asuntos públicos del país”, situación que ha sido constante de críticas por la poca tolerancia a las voces disidentes.

 

“Los derechos de las audiencias serán reconocidos, por ser parte importante del respeto al público y un instrumento para contrarrestar a las fake news (noticias falsas)”, algo que en gran parte se ha cumplido y que aún falta porque medios privados cumplan a cabalidad.

 

“La revisión a fondo de la política de publicidad gubernamental, considerando la nueva realidad del uso de las nuevas tecnologías de la información y comunicación frente a los medios tradicionales, bajo el reconocimiento de que haya transparencia y el  compromiso de hacer. A nivel mundial el consumo de la información se ha modificado y nuestro país no es la excepción, tanto en medios como en audiencias”.

 

Si consideramos que en el gobierno de Enrique Peña Nieto gastó 60 mil 237 millones en publicidad oficial, concentrado en diez grandes medios de comunicación. Sin duda, el gobierno de AMLO se aplicó, porque por ejemplo tan sólo en el 2022 el gobierno de Andrés Manuel López Obrador presupuestó 3,182 millones de pesos a publicidad oficial, de los que se ejerció sólo el 76.44%, unos 2,432 millones de pesos, según la organización Artículo 19. Sin embargo, hay que criticar que se han favorecido en el top ten del presupuesto oficial a medios regionales como “Por Esto!” de Yucatán y al Grupo Cantón de Tabasco, que no tienen impacto nacional.

 

“Los medios públicos son parte importante del proyecto de la cuarta transformación de la República, por lo que hay el compromiso de que dichos medios sean ‘públicos’, es decir de los ciudadanos, y no ‘gubernamentales’, velando porque la política que aplique la Federación sea también asumida por los gobiernos estatales que los consideran de su propiedad. En ese sentido, habrá de fortalecerse el sistema de medios públicos”. En este rubro, hay tema de amplio debate y revisión, tanto presupuestal como de contenidos. 

 

Muchos datos y análisis harían falta en este momento y en este breve espacio para exponer la herencia que dejará el actual gobierno, como el saldo negativo de periodistas asesinados y la aniquilación de la agencia Notimex. Porque hay cosas positivas en materia de contenido en medios públicos, el respeto a los medios comunitarios, el auge de las telecomunicaciones y los programas públicos de internet para todos que cada día se extiende más en todo el país.

 

Y bueno, Radio Educación, este año nuestra emisora cumple 99 años. Nuestra emisora fue concebida por un grupo de intelectuales encabezados por José Vasconcelos y Carlos Pellicer, quienes le pidieron al entonces presidente Álvaro Obregón una radiodifusora para impulsar la cruzada educativa, previendo dotar a las escuelas públicas de aparatos receptores para expandir los programas de enseñanza y el cultivo del espíritu del pueblo mexicano”.

 

Quién diría que después de un año de experimentación, ensayo y error, un 30 de noviembre de 1924 nacería la más nombre y profunda institución de la radio pública, educativa y cultural de América Latina: nuestra Radio Educación.  Felicidades a todos y todas que han hecho posible casi un siglo de producción de calidad sonora.