
José
Luis Camacho Acevedo.
Los
neófitos de la política se sorprendieron del anuncio de que realizó el senador
sonorense, Manlio Fabio Beltrones, al solicitar licencia a su cargo en la
Cámara Alta por tiempo indefinido.
Así
como el caso de Adán Augusto López, Hernán Barrera y la Barredora muchos lo han
considerado como el presagio del fin de MORENA, el caso de la licencia de
Beltrones como una señal del fin de su carrera política, es una consideración
tan ingenua como apresurada.
Llegó
a la mesa del redactor de las presentes notas un documento que, por la perfecta
estructura con el que fue confeccionado, así como la certeza de las
afirmaciones que contiene, quiero transcribir textualmente porque, la verdad,
es un documento que no tiene desperdicio.
Cito:
“Se fue del Senado, pero no del juego”: Manlio se repliega… y en Sonora
tiemblan los que ya se sentían gobernadores.
¡Ahora sí agárrense, cabrones! Porque cuando Manlio Fabio Beltrones pide
licencia indefinida del Senado y se repliega sin dar muchas explicaciones, no
es para irse a misa ni a empacar maletas para Cancún. Es porque algo está por
explotar… y los que creen que ya traen la candidatura en la bolsa deberían ir
sacando cuentas (y rosarios).
Oficialmente, el veterano político sonorense dejó su escaño para atender
“asuntos personales”. Pero nadie le cree esa versión tan light, (es un silencio
que grita) y mucho menos en Sonora, donde su figura —aunque incómoda para
algunos— sigue pesando más que varios diputados y senadores juntos.
La señal es clara: Manlio no se retira, se rearma. Y si se mueve, no lo
hace solo. Empieza a sonar fuerte que su licencia tiene que ver con un rediseño
político en puerta. ¿Reacomodo en el PRI? ¿Alianza con lo que
queda del Frente Amplio? ¿O ya tiene puesta la mira en 2027 para recuperar
Sonora?
Porque hay algo que nadie puede
negar: dentro del PRI hay un hueco brutal de liderazgo. Alito se consume solo,
el partido nacional está extraviado, y en Sonora no hay un solo priista con
arrastre estatal real. La gente menciona a Sylvana, sí, pero el apellido pesa
más que la estructura que arrastre. Y el PAN, bueno… el PAN ya ni disimula que
juega para Morena.
Entre pasillos y cafés se mueven nombres de precandidatos: Gildardo
Real, Zulema Bours, Ernesto Gándara, Toño Astiazarán, incluso algunos
morenistas descontentos que están buscando “cambio de aires”. Pero todos saben
que si Manlio levanta el teléfono, más de uno se cuadraría sin chistar.
Y aquí está el detalle: Manlio no necesita aparecer en boletas para
jugar el juego. Sabe operar en lo oscuro, jalar hilos, y sobre todo, usar el
silencio como amenaza. Lo aprendió desde los 80 y 90, cuando construyó más
poder en lo que callaba que en lo que decía.
Sonora: ganadería en crisis, PRI sin líder y Morena dividido.
El otro factor es económico. Manlio ha levantado la voz (en X, antes
Twitter) sobre el desastre ganadero por el gusano barrenador, que ya provocó el
cierre de la frontera. No por casualidad: eso pega directo al corazón del poder
económico del norte, y donde los ganaderos empiezan a ver que nadie en el
gobierno federal —ni los “morenitos”— les responde.
“Cuánta ineptitud. Y la sufren los ganaderos de Sonora y México. Sean
honestos. ¡Renuncien!”, tronó Beltrones el 10 de julio.
Ese mensaje no fue para el gusano, fue para los burócratas tibios que
hoy abandonan el campo sonorense mientras se pavonean en foros y selfies.
¿2027 ya empezó?
Muchos creían que Manlio estaba ya en el archivo, pero esto huele más a
renacimiento que a retiro. Su repliegue del Senado puede ser parte de una
jugada mayor: construir una nueva coalición local, reunir a los defraudados de
la 4T, rescatar lo que quede del PRI y apuntalar una candidatura fuerte para la
gubernatura.
Y no se necesita una campaña oficial todavía. Bastaría con tejer desde
Hermosillo, sentarse con los caciques regionales, ganar a los ganaderos, hablar
con los alcaldes inconformes, y dejar correr el rumor de que “el jefe está de
regreso”.
¿Quién sigue?
Alito: no lo quiere ni el espejo. Se viene guerra interna en el PRI.
Morena Sonora: dividido entre Alfonso Durazo, Célida, la tribu de Adán
Augusto y los que ya no creen.
La oposición: espera que alguien le prenda fuego al motor… ¿será
Manlio?.
Así que cuando el Diablo se retira, es porque está oliendo sangre.
Y en Sonora, más de uno debería estar buscando confesionario, porque Manlio
no se ha ido… está regresando..