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El valor de la secta

por Federico Berrueto
15-09-2025

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El obradorismo significa muchas cosas. Su base social es diversa y varía desde los francos creyentes o sectarios, simpatizantes, hasta los oportunistas o aquellos que, por impunidad o inmunidad migraron a Morena a pesar de ser electos por un partido opositor. El Senado así fue integrado, con una mayoría calificada al margen del sentido de los votos. Es inevitable que esta forma de ejercer el poder tenga costos y genere descrédito en algunos; por eso importan mucho quienes están con el proyecto sin importar el pragmatismo amoral de quienes lo conducen.

Luchar por los pobres viste; contra la corrupción, compromete. El huachicol fiscal, que es mucho más que defraudación al fisco, pone al descubierto que el gobierno de la honestidad valiente transitó al régimen más corrupto que haya conocido el país. Un secretario de Marina encubridor de crimen tan rentable y sin precedente, perpetrado por dos parientes. La integridad de la Marina quedó en entredicho en una institución otrora orgullo. No son casos aislados, implica al nivel jerárquico superior; no es creíble la versión de que el almirante Rafael Ojeda denunció dos años atrás las irregularidades en su dependencia; la evidencia en contra resulta abrumadora: el huachicol persistió, los sobrinos siguieron actuando criminalmente, lo supuestamente denunciado continuó operando y se combatió hasta este gobierno.

El sectarismo tiene elevado valor en estas circunstancias porque, además de blindaje, es impermeable a la evidencia y a la verdad. Quienes en estas condiciones suscriben al obradorismo encontrarán la explicación a modo para absolver al régimen. Al menos ahora ya no se podrá decir que es una campañita de los adversarios porque la presidenta Sheinbaum, el fiscal Gertz y el secretario García Harfuch han abierto el tema y actuado al menos para proceder contra los sobrinos políticos del almirante Rafael Ojeda. No todo, pero mucho, y es mérito de la presidenta, cualquiera la explicación subyacente, incluso presión de las autoridades norteamericanas.

Sectarismo y negación van de la mano. Se repudia la fundada denuncia o la crítica, tanto como la realidad, la verdad. El presidente López Obrador corrompió a las fuerzas armadas; se podrá minimizar, pero no ignorar que al menos en el caso de la Marina, el almirante Rafael Ojeda protegió a sus parientes. El desafío mayor del régimen es conducir la investigación y, en la visión de su cúpula, evitar que el tope quede solo en lo denunciado. No resulta claro que hasta allí se llegue porque el castigo al crimen asociado al huachicol es parte de la agenda de seguridad compartida con EU y porque compromete la integridad de la parte más sana del gobierno en la lucha contra la violencia y el crimen. La misma presidenta permanecería en una situación complicada.

Nepotismo y corrupción razones aducidas para destruir a la Corte, que nunca fueron sustanciadas o probadas, adquieren relieve por la evidencia de lo que acontece en la secretaria de Marina. Las dimensiones del negocio asociado a la importación irregular de combustible amplían el espectro de responsabilidad. No son unos cuantos corruptos, sino una amplia red que abre a la sospecha, por lo revelado con el homicidio del rey del huachicol, Sergio Carmona, de que el dinero irregular, al menos en parte, servía para fondear campañas. En la ética de López Obrador, los dineros ilegales cuando son para financiar el movimiento dejan de ser corrupción; la elevada causa todo lo vale.

La secta da para mucho, no para prevalecer siempre en la competencia por el voto, particularmente en una elección intermedia. El desafío para 2027 impide que Morena rompa con el PVEM y torna imposible el anhelo del comisario Pablo Gómez -compartido con López Obrador-, de acabar con la pluralidad en el Congreso, porque PT y PVEM no aprobarían reglas que los haga políticamente irrelevantes y, eventualmente, inexistentes.

El sectarismo tiene como base las emociones en la sociedad y, del líder, la oferta de certezas. El poderoso vínculo no se resuelve con razones, argumentos o la evidencia. Tiene que ver con un sentido de pertenencia y el anhelo profundo de creer en algo que se asocia a un destino superior. Combatir al sectarismo es casi imposible porque significa para muchos despojarlos de un preciadísimo valor: la esperanza. Por eso la prédica de López Obrador y su impostura se asocian más a un movimiento religioso que de representación política. El sectarismo se mitigará con el tiempo, pero no desaparecerá. Creencias sobre ideas, emociones sobre razones.