
José Luis Camacho Acevedo
Han sido varios columnistas, y no solamente del ámbito financiero, los que aseguran que Marcelo Ebrard no conseguirá nada, o muy poco en el mejor de sus escenarios posibles, en las negociaciones que realiza con sus pares del gobierno estadounidense.
La verdad es que un político con el oficio que tiene Marcelo Ebrard, sabe perfectamente que sí y qué no se puede lograr al negociar frente a un carácter tan cerrado e impositivo como es el que caracteriza al gobierno de Donald Trump.
Tanto la presidenta Claudia Sheinbaum como su secretario Marcelo Ebrard están parados en la realidad y saben que no lograrán que Trump modifique sus ideas con respecto a lo que, para el mandatario norteamericano, debe ser un instrumento de comercio multilateral como el T-MEC.
El objetivo a cumplir es convertirse en parte de la conciencia de la sociedad de Estados Unidos que ya ha dado varios reveses a las ideas radicales de Donald Trump.
Incluso el primer consejero áulico que tuvo Trump, el magnate Elon Musk ha decidido abandonar el proyecto. Apenas ayer se informó lo siguiente:
Elon Musk deja su puesto en el gobierno como asesor principal del presidente estadounidense Donald Trump después de encabezar los esfuerzos para reducir y reformar la burocracia federal.
El empresario multimillonario publicó el miércoles su decisión en X . “Al finalizar mi mandato como Empleado Especial del Gobierno, quiero agradecer al presidente @realDonaldTrump la oportunidad de reducir el gasto innecesario”, escribió. “La misión de @DOGE se fortalecerá con el tiempo a medida que se convierta en una forma de vida en todo el gobierno”.
Esa noticia, sumada a la decisión de un juez federal de impedir a Trump que se acoja a la existencia de “un estado de emergencia nacional”, algo que en realidad no existe actualmente, para imponer esa catarata de aranceles que tiene en un hilo a la economía mundial.
“Un juez federal bloqueó este jueves al Gobierno de Trump a nivel nacional para que no termine el estatus legal que permite a los estudiantes extranjeros estudiar en colegios y universidades de Estados Unidos.
La orden preliminar emitida por el juez federal Jeffrey White, del tribunal de distrito de San Francisco, es el último gran revés a los esfuerzos de la administración por apuntar a estudiantes internacionales en su campaña masiva de deportaciones promovida por el presidente Donald Trump.”
Marcelo va por la defensa de la marca, no acude a cumplir su tarea en EU con el propósito ingenuo de “hacer que Trump cambie de manera de ser”.
Se ha dicho que uno de los objetivos de relanzar la marca Hecho en México, es el siguiente:
Crear una Identidad y orgullo nacional: Una marca nacional como "Hecho en México" ayuda a fomentar un sentido de identidad y orgullo entre los ciudadanos. Al destacar productos y servicios locales, se promueve la cultura, las tradiciones y las capacidades del país.
Fortalecimiento de la imagen del país: Una marca nacional bien gestionada contribuye a construir una imagen positiva del país en el extranjero. Esto es crucial en un mundo globalizado donde la percepción puede influir en las relaciones diplomáticas y comerciales.
En resumen, tener una marca nacional como "Hecho en México" no solo es una cuestión de marketing, sino que también tiene un impacto profundo en la economía, la identidad cultural y la percepción internacional de un país. El enfoque en lo local puede generar beneficios sostenibles y positivos a largo plazo.
No es el propósito de las presentes notas “defender” a Marcelo de los ataques, muchos de ellos de identificado origen, que aseguran un fracaso en las negociaciones que realiza en el vecino país.
Lo cierto es que Ebrard sabe perfectamente que su tarea fundamental es política y no solamente del sector comercio.
Los resultados en ese sentido se verán a corto plazo.