José Luis Camacho Acevedo
Ya son muchos los comentarios sobre los costosos cheques en blanco que las autoridades de la CDMX, Monterrey y Guadalajara entregaron a la FIFA como “apoyos” para el mundial de Futbol 2026.
Y ahora resulta que los culpables de ese despilfarro son Enrique Peña Nieto y Luis Donaldo Colosio, entre otros.
Van los comentarios:
En Aristegui en Vivo, Peniley Ramírez explicó que tuvo acceso confidencial a dos convenios idénticos firmados en Zúrich en junio de 2022, uno por el entonces alcalde de Monterrey, Luis Donaldo Colosio Riojas, y otro dirigido a la entonces jefa de gobierno Claudia Sheinbaum y firmado por el titular del Instituto del Deporte capitalino, Javier Hidalgo.
Pero hay otras:
“Sí, es verdad que las ciudades sede de México (CDMX, Guadalajara y Monterrey) asumirán una parte significativa de los costos (leoninos) operativos y de infraestructura para el Mundial 2026, mientras que la FIFA controlará los beneficios y gozará de exenciones fiscales totales.
Detalles de los Acuerdos
- Asunción de Costos por Sedes Mexicanas:
Esto incluye desde la adecuación de canchas de entrenamiento hasta el alojamiento de jugadores, sus familiares y allegados.
- Exenciones Fiscales Totales: México es el único de los tres países anfitriones (junto a EE. UU. y Canadá) que otorgó una exención total de impuestos a la FIFA y a sus "clientes FIFA" (incluyendo patrocinadores multinacionales como Adidas, Coca-Cola y McDonald's). Esta condición fue solicitada por la FIFA como requisito para otorgar la sede.
En resumen, los gobiernos locales y federales en México están asumiendo una carga financiera considerable en términos de gastos operativos, adecuaciones de infraestructura y exenciones fiscales, mientras que la FIFA centraliza la mayoría de los ingresos generados por el evento.”
El Mundial es un gusto para los aficionados mexicanos. Pero hay que tener conciencia de que en la FIFA el dinero es más importante que lo deportivo.
Omar García Harfuch es el hombre de confianza para EU: NYT.
El gobierno de Estados Unidos, a través del NYT, afirma que el secretario de seguridad mexicano está deteniendo a miembros de los cárteles y destruyendo laboratorios de drogas a un ritmo casi cuatro veces superior al del gobierno anterior.
“No estamos diciendo que el problema esté resuelto”, dijo García Harfuch en su primera entrevista oficial con los medios de comunicación internacionales desde que se convirtió en secretario de Seguridad y Protección Ciudadana de México el año pasado. Pero, añadió, “nosotros lo que estamos haciendo es que pegamos en una estructura criminal abajo, en medio, arriba. Todo”.
Su éxito inicial ha ayudado a apaciguar a Washington. Con García Harfuch como punto de principal contacto con las agencias de seguridad estadounidenses, el intercambio de inteligencia entre ambos países ha aumentado, y el presidente Donald Trump ha concentrado su atención en los narcotraficantes de Sudamérica en lugar de México.
Dicen los enterados que esa confianza de Estados Unidos en Omar García Harfuch es un arma de doble filo para el político hijo de Javier García Paniagua:
a) Si logra un abatimiento importante de las operaciones de los carteles mexicanos, fundamentalmente en lo que se refiere al tráfico de fentanilo, algo que deje contento a Washington y le sirva a Claudia Sheinbaum a deslindarse, de una vez por todas, de la sombra de López Obrador, Omar será un presidenciable muy fuerte rumbo al 2030 con todos los riesgos políticos que ello implica.
b) Si el trabajo en materia de combate a las organizaciones criminales no está a la altura del verdadero y complejo reto que representa, es decir cumpliendo las expectativas que se tienen de él en Estados Unidos, para García Harfuch lo más conveniente sería convertirse en titular de Gobernación o de la Secretaría del Bienestar para seguir siendo precandidato.
Buenos augurios. Pero habrá que convertirlos en realidad en los hechos.

