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El "Corredor del Cáncer" de Estados Unidos

por Redacción
19-11-2021

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En la vida de Eve Butler el cáncer parece estar por todas partes.

"En mi calle conozco a tres personas, dos de la misma familia, que tuvieron cáncer al mismo tiempo. Mis hermanos tienen amigos que han muerto prematuramente o están enfermos, tienen problemas respiratorios, leucemia, asma…"

Butler, quien también tuvo cáncer de pecho, vive en el condado de St. James, en Luisiana, dentro de lo que en Estados Unidos se conoce como el "Corredor del Cáncer" (Cancer Alley, en inglés).

En estos 160 kilómetros entre Baton Rouge y la turística ciudad de Nueva Orleans existen más de 150 instalaciones petroquímicas y refinerías.

Su actividad impregna el aire de hedor a gasolina y de sustancias tóxicas calificadas como potencialmente cancerígenas por la Agencia Federal de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA por sus siglas en inglés).

El riesgo de contraer cáncer de sus habitantes, en su mayoría afroestadounidenses, es 50 veces mayor que la media nacional, según la EPA.

En condados como St. John the Baptist, el riesgo de contraer cáncer es de entre 200 y 400 personas por millón y está asociado con las emisiones de óxido de etileno y cloropreno, dos potentes tóxicos.

Los números contrastan con el resto del estado de Luisiana, donde se sitúa entre 6 y 50 por millón.

El presidente de EE.UU., Joe Biden, dijo al poco de llegar a la Casa Blanca que quiere abordar "el desproporcionado impacto de salud, ambiental y económico en las comunidades de color, especialmente en áreas duramente golpeadas como el Corredor del Cáncer en Luisiana".

"El Departamento de Calidad Ambiental de Luisiana tiene la responsabilidad principal de implementar los programas de la Ley de Aire Limpio, incluido el monitoreo de las emisiones y la calidad del aire, y de hacer cumplir las regulaciones", dijo a BBC Mundo un portavoz de la EPA.