logo
header-add

Día de la Maestra y el Maestro

por Raúl Contreras
23-05-2023

Comparte en

Nuestra Carta Magna, vigente desde febrero de 1917, fue el primer documento fundante en el orbe que reconoció a la educación como un derecho social; es decir, el Estado asumió la calidad de garante en el acceso del pueblo mexicano a la educación pública, laica y gratuita, convirtiéndola en el derecho articulador del principio de equidad para tratar de alcanzar la justicia social.

Sólo unos meses después, en diciembre de 1917, el entonces presidente Venustiano Carranza mandó publicar en el Diario Oficial el decreto que declaró al 15 de mayo como el Día del Maestro; por lo cual, desde entonces se rinde homenaje a todas aquellas mujeres y hombres con vocación y compromiso que forjan a los jóvenes de nuestro país.

El país ha cambiado de fondo, se tiene registro que en 1921 había poco más de 868 mil alumnas y alumnos en educación primaria, casi 23 mil docentes y 11 mil escuelas.

En la actualidad, la Secretaría de Educación Pública reporta que casi 30 millones de alumnas y alumnos; más de 1 millón 225 mil docentes, en casi 233 mil escuelas públicas y privadas de educación básica, media superior y normales, iniciaron de manera presencial el ciclo escolar 2022-2023.

En lo que se refiere a educación superior en México, por ejemplo, la universidad nacional es una institución que durante el ciclo escolar 2021-2022, dio cabida en sus aulas a casi 370 mil alumnos, que incluyen iniciación, bachillerato, licenciatura y posgrado, que son atendidos por más de 42 mil maestras y maestros.

En este sentido, la misión que la nación ha confiado a la universidad nacional es noble y trascendente. Esta se expresa en tres vertientes: impartir docencia de calidad, realizar investigaciones y extender los beneficios de la cultura. Podemos afirmar que la sociedad mexicana le reconoce —en primera instancia— su labor docente, que ha forjado miles de profesionistas a lo largo de décadas.

Porque ésta es la parte más sensible y cercana al pueblo. Gracias a ello, un sinnúmero de personas y familias han logrado conquistar mejores condiciones de vida, teniendo como palanca de desarrollo a la educación, llave que abre las puertas del mundo.

Hace unos días, la Facultad de Derecho de la UNAM reconoció —de manera anticipada— a sus docentes, con un evento solemne y una comida donde se destacó que los estudiantes son el material delicado y sensible que el destino ha asignado a las maestras y maestros para ser guías, no sólo en las aulas, sino también en la consolidación de los valores éticos de los educandos.

El mensaje principal fue pronunciado por la doctora Rigoberta Menchú, Premio Nobel de la Paz, quien en su carácter de maestra de la Facultad de Derecho recomendó a los docentes: “Siempre hay que estar bien, no se puede ayudar a nadie si no se está bien”; y dijo que en éstos tiempo la vergüenza es la “ética popular” y destacó la importancia de generar confianza de los jóvenes en sus profesores, pues mientras los jóvenes confíen en sus profesores, seguiremos dando ejemplo”.

Y es que el verdadero puente entre alumno y maestro es la transmisión del conocimiento; sin olvidar que la virtud de la actividad docente estriba en ser una carretera de dos vías; pues tal y como decía José Luis Borges, mientras se enseña, también se aprende. No debemos olvidar jamás que las grandes evoluciones del pensamiento y la defensa de los derechos de la humanidad han germinado en los centros de la educación, pues sólo la luz de las ideas puede iluminar al mundo en épocas oscuras. Y para encender esa luz, están destinados las maestras y maestros. Felicidades en su día.

Como Corolario las palabras de Jaime Torres Bodet: “Los talleres en los que se forma el alma del pueblo son los hogares y las escuelas”.