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Cuando reír, saltar o toser puede suponer un problema

por Redacción
24-11-2021

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“No tengo incontinencia urinaria, se me escapa lo normal: al toser, reír, saltar”; “no es que vaya con mucha frecuencia al baño, es que bebo mucha agua”. ¿Te suena? En ocasiones, acciones tan cotidianas como esas pueden conllevar a sufrir pérdidas de orina en las mujeres, una señal de alerta de una posible debilidad del suelo pélvico. Esta disfunción es conocida como incontinencia urinaria de esfuerzo y el origen suele estar vinculada a una alteración del suelo pélvico sufrida tras el embarazo y/o el parto. No obstante, una mujer que no haya dado a luz también puede padecer incontinencia urinaria.

Pero, ¿por qué ocurre esto en ese preciso momento?

La función del suelo pélvico es la de sostener las vísceras abdominales y pélvicas y asegurar la continencia ante diferentes cambios de presión en la cavidad abdominal. En este sentido, la tos o el estornudo es precisamente eso, un cambio repentino de presión intra-abdominal. Si nuestro suelo pélvico no está lo suficientemente fuerte es posible que no sea capaz de soportar ese aumento de presión y se produzca el escape de orina.

Las primeras fugas de orina normalmente suponen solo una pequeña incontinencia urinaria de esfuerzo que puede resolverse con un tratamiento sencillo a base de ejercicios de fortalecimiento, pero si no se trata adecuadamente puede desencadenar un problema más grave. Una presión continuada sobre un suelo pélvico debilitado puede provocar, además de la incontinencia urinaria de esfuerzo, un descenso de los órganos pélvicos y con ello, los temidos prolapsos.

¿Qué puedo hacer para solucionarlo?

Lo primero, ponerse en manos de un profesional para que valore el estado del suelo pélvico e indique el tratamiento más adecuado para esta disfunción. Los ejercicios de Kegel y los abdominales hipopresivos son muy apropiados para fortalecer el suelo pélvico y prepararlo para una actividad de impacto, además de completarlo con otros hábitos del día a día.

También hay un “truco” que se puede hacer cada vez que toses o estornudes. Cuando notes que vas a hacerlo haz una pequeña contracción del suelo pélvico y del abdomen (lleva el ombligo ligeramente hacia dentro) y mantén esa contracción hasta que acabes de toser o estornudar. Con esta pequeña contracción estás protegiendo a tu abdomen, espalda y suelo pélvico ante el brusco cambio de presión y evitando esa pequeña fuga de orina.