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Corolario

por Raúl Contreras
12-08-2023

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La teoría constitucional cimentó su doctrina en la acción de sustraer de los reyes y clases privilegiadas el derecho al ejercicio del poder absoluto y la soberanía, para depositarlo en el pueblo. En consecuencia, la soberanía popular puede entenderse como el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.

Al surgir el constitucionalismo, se dejó atrás la idea del súbdito, para instituir el concepto del ciudadano y establecer el principio fundamental de la división de Poderes, evitando así la concentración del gobierno en una sola persona, con la intención y objetivo de desarticular a los gobiernos autoritarios.

Nuestra Carta Magna en su artículo 39 determina que la soberanía reside esencial y originariamente en el pueblo; que todo poder público dimana y se instituye para beneficio de éste.

El mundo inició el siglo pasado con 11 democracias y terminó con cerca de 80, que significó un avance democrático del orbe. En este orden de ideas, hace unos días la Organización No Gubernamental, Corporación Latinobarómetro publicó su estudió de opinión pública 2023 —con relación al desarrollo de la democracia— en 18 países de América Latina, que congregan a más de 600 millones de habitantes.

El análisis reporta una recesión democrática en América Latina —a partir de 2008— derivado del deterioro y declive de los principios democráticos por la existencia de “electo–dictaduras”. Este concepto resulta de interés, pues a diferencia de la década de los años 60 del siglo XX, hoy no existen gobiernos militares, sino dictaduras encabezadas por civiles electos en comicios competitivos.

De acuerdo con los datos, en este año 2023, sólo 48% de las personas apoya la democracia en la región, lo que significa una disminución de 15 puntos frente al 63% que se había registrado en 2010.

El tema es más preocupante en México, donde sólo 35% de las personas apoya la democracia; 28% es indiferente a la forma de gobierno; y un 33% apoya una opción autoritaria. Resulta importante destacar que en 2020 el apoyo a la democracia era de un 43 por ciento.

La investigación de referencia, nos sitúa en el cuarto país de la región que más disminuyó su apoyo a la democracia, justo detrás de Venezuela, Costa Rica y Guatemala.

Otro dato revelador fue la edad como factor de apoyo a la democracia. Entre los jóvenes de 16 a 25 años, sólo 43% apoya a la democracia, mientras que las personas mayores de más de 61 años, lo hacen en un 55 por ciento. Esos mismos jóvenes apoyan al autoritarismo en un 20% y las personas mayores en un 13 por ciento. Es decir, los jóvenes tienden a apoyar menos a la democracia y favorecer el autoritarismo.

Por otra parte, se identificó que a mayor educación, más apoyo a la democracia. Sólo 40% de los entrevistados —con educación básica— apoya la democracia; en tanto que quienes tienen educación universitaria, la favorecen en un 60 por ciento. Otra nota interesante indica que frente a la pregunta respecto al buen funcionamiento de los partidos políticos, 77% está en desacuerdo.

En la actualidad, los jóvenes estudiantes no han tenido contacto directo con los partidos políticos, quienes ya no están apostando por la formación de nueva militancia, sino a la adopción de candidatos populares y alianzas que les permitan la preservación de sus registros y el financiamiento público.

De nueva cuenta la educación se presenta como una herramienta viable para combatir los aires de autoritarismo en la región. Así de claro: más y mejor educación para fortalecer nuestra forma de gobierno democrática; y con ello, garantizar los más altos fines consagrados en nuestra Constitución.

Como Corolario las palabras del gran Fernando Savater: “Una democracia de ignorantes no puede funcionar”.