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¿Cómo sustituir la comida chatarra en el regreso a clases?

por Redacción DC
24-08-2020

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La salud alimentaria nunca había sido tan importante como en los últimos años. Luego de décadas de un consumo frenético de comida chatarra, el mundo valora las consecuencias que esto le trajo.

En este panorama, una de las principales preocupaciones de los padres de familia es generar en sus hijos una cultura de buena alimentación, mientras al mismo tiempo son bombardeados con publicidad y productos altamente azucarados y adictivos.

Por ello estos son algunos consejos con los que puedes decirle adiós al consumo excesivo de comida chatarra y azúcares saturados.

Los antojos son la forma en la que nuestro cuerpo nos comunica sobre la falta de nutrientes. Lamentablemente, estamos acostumbrados a saciar estos antojos de manera rápida con comida chatarra.

La clave para cambiar la dieta es poner atención a nuestros antojos para saber qué nutrientes nos pide el cuerpo y así satisfacerlo. Porque si bien el paladar quedará decepcionado, nuestro organismo no.

Por ejemplo, generalmente cuando alguien tiene antojo de chocolate es probable que tenga niveles bajos de magnesio, cromo y complejo B, por lo que se puede sustituirlo con semillas de girasol.

Los cambios de dieta no deben ser drásticos ni eliminar al 100% todo tipo de grasas y azúcares, pues el problema es el consumo excesivo, no el producto en sí.

Teniendo en cuenta esto, puedes pensar en alternativas donde puedas controlar la preparación e ingredientes de botanas.

Por ejemplo, puedes hacer papas fritas sin tanto aceite o sustituirlas por palomitas (no de microondas) para la botana. Los refrescos los puedes sustituir no sólo con agua de frutas, sino también con smoothies o batidos.

Así como el consumo excesivo es perjudicial para la salud, erradicar todo tipo de comida “mala” tampoco es la opción para mejorar nuestra alimentación.

La clave está en aprender a escuchar nuestro cuerpo, desarrollar una dieta basada en nuestro peso y altura, y comer a las horas correctas.

Con ello, y mucha disciplina, se pueden generar nuevos hábitos alimenticios que no se sientan como un castigo.