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¿Cómo sé si estoy en una relación tóxica?

por Redacción DC
01-10-2020

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Seguro que has escuchado de las relaciones tóxicas, ¿verdad? Pero difícilmente queda claro qué son exactamente. Afortunadamente, en las últimas décadas se han realizado una gran cantidad de investigaciones científicas sobre las relaciones interpersonales, las cuales han permitido saber más sobre las relaciones tóxicas, cuáles son sus características y lo más importante cómo evitarlas o salir de ellas.

Las relaciones tóxicas no sólo se dan en las relaciones de pareja, de hecho, también surgen entre miembros de la misma familia, amigos o compañeros de trabajo y al haber cierto cariño y afecto, es muy difícil romper con ellas.

Una relación tóxica puede definirse como un vínculo en el que ambas partes son incapaces de lograr un trato de igual a igual, sin respetar la singularidad de cada uno, pudiendo llegar a convertirse en una relación destructiva, que no es saludable y que a una o ambas partes le genera cierto daño.

¿Cómo identificar una relación tóxica?

1. Menosprecio:

Las bromas, juicios, críticas y comentarios sutiles de forma constante, llegan a denigrar la integridad y la dignidad de la otra persona. ¡Cuidado! pueden ser señales de alerta en tu relación.


2. Intimidación:

El control es una forma de ejercer el poder en una relación y qué mejor que utilizar el arma más poderosa, “el mal humor”. Esto produce un estado permanente de alerta ya que no se sabe cuándo explotará la bomba que terminará en un caos emocional, gritos, enojos, chantajes y la culpa del otro por todo lo sucedido, llegando así a un desgaste físico y emocional.


3. Dependencia afectiva:

Se da cuando uno de los dos no tiene la capacidad de querer o no sabe hacerlo y solo pretende ser querido, tiene una necesidad de afecto patológica al grado de no poder hacer nada sin la persona que desea que la quiera y demanda la aprobación constante en cada mínima acción que realiza.

Es común ver esta relación de alguno de los hijos que no rompe el vínculo con su madre o padre, o bien la dependencia con la pareja o incluso algún amigo. En toda relación se requiere de dos personas autónomas, libres, capaces de querer por que lo desean y no por que lo necesitan.


4. Apropiación posesiva:

Se da cuando en una relación uno trata al otro como un objeto de su pertenencia. Toda relación humana de alguna manera es de una ayuda mutua, pero siempre reconociendo y respetando la dignidad del otro sin llegar a verlo como un “ente funcional”, que hoy me sirva, mañana ya no y por lo tanto lo desecho. Este tipo de personas tienden a dejar sus relaciones si encuentran a alguien más que puede hacerlos sentir más complacidos en sus necesidades.


5. Generación de culpa:

Es frecuente observar cómo se induce a la otra persona a sentirse culpable y obtener cierto control en la relación. El mecanismo es sencillo, con algún comentario, actitud o incluso una mirada, se hace sentir mal a la otra persona y al mismo tiempo le genera culpa por esto que siente. Es común en esta práctica buscar aliados y así lograr el control de la otra persona y hacer que haga lo que se desea.